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16 Nov 2023 🔥 tendencia

¿Niños y adolescentes malos? Mamás y papás monterizos sin empatía

Con la inauguración de la plaza Bernabé Aráoz, surgieron situaciones que movilizan a re pensarnos como comunidad. Acciones y uso del espacio público.

"La cosa fue así, varios aprovechamos que ya se podía entrar a la plaza y llevamos a nuestros chicos. Hay muchos juegos, sobre todo para escalar y esas cosas que les re gusta a ellos. También vimos que pusieron de esas hamacas anchas que es para chiquitos en silla de ruedas, como hay o había en el Parque 28; pero bueno, podés creer que habiendo un niño en silla de ruedas, los otros papás no les dijeron a sus hijos que cedan el lugar. Como te digo, hay muchos juegos, así que sentí bronca, vergüenza también, no me animé a reclamarles a los padres, porque encima eran varios, no sabés con qué te pueden salir. Pero igual me quedó el malestar y creo que tenía que hacer algo. Quizás si en el diario dicen algo de los usos de los juegos, esos papás entiendan que lo que hicieron está mal, porque somos los padres lo que enseñamos, los chicos van aprendiendo". Cristina S. escribió a MONTERIZOS contando además que otras mamás y papás optaron por irse con sus hijos para no tener que confrontar con esas mamás y con esos papás, que viendo lo que hacían sus pequeños, no hicieron nada.

La plaza Bernabé Aráoz fue habilitada hace solo 48 horas. Un espacio renovado que también fue pensado, en su infraestructura, desde una logística inclusiva, es decir, realmente para toda la comunidad: grandes y chicos pueden desde el martes acceder al paseo principal de la ciudad y tal fue la alegría de los más pequeños al ver un amplio sector de juegos, sí destinado y pensado como lugar de encuentro y socialización de cada niño y niña monteriza en el espacio que es público. Espacio para ser tomado para el desarrollo de lo cotindiano, en donde no quedan ajenos o desplazados los hábitos, las cosntumbres... lo aprendido en casa.

Desde el campo de la psicología y la sociología explican que el primer núcleo de socialización de los infantes es la familia, sea ésta compuesta por progenitores a cargo y/u otros familiares que cumplen el rol de referentes adultos responsables para la crianza de esos menores. Es decir: guías. Después lo serán la escuela y otros instituciones para que esos pequeños vayan aprendiendo lo que es vivir en sociedad.

Sin embargo, si desde la casa se normaliza que está bien querer todo para sí mismo, no compartir, no pensar en un otro, sea ese otro un adulto u otro niño, "el árbol crece torcido" a lo criollo. Cada familia, cada familia monteriza hace desde su hogar lo que puede, así también, las otras instituciones aportan en esos niños y niñas formas de vincularse con los otros y con el entorno. En todos los casos, son los adultos los responsables directos de los valores que adquieren y ponen en práctica los infantes y adolescentes de ésta comunidad, para retroalimentarse y constituir la idiosincrasia como monterizos.

¿En dónde se puede observar o constatar si nuestros pequeños monterizos aplican o no los valores adquiridos? Sin dudas, un espacio de juegos como lo es en una plaza, permite a niños y niñas expresarse al interactuar con otros, en la manera que se posicionan, si invitan a otros a sumarse a un juego o no, si lideran un momento de juego, si ceden o no en los turnos de uso, si entienden o no: que hay un juego particular, para silla de ruedas y que hay uno, dos o ningún niño en ese juego, y hay que cuidarlo igual, porque sino habrá niños que entonces no podrán volver a jugar ahí.

"Sé que no haber intervenido, está mal, fui complice entonces de una situación completamente injusta y me siento mal por eso también" reflexiona Cristina S. Son los adultos, los responsables directos de los actos de sus hijos menores, son los adultos los que enseñan de empatía, es decir comprender, respetar afectivamente a una persona en una realidad ajena a la propia; pero si como adultos no se practica la empatía, tampoco se puede ser guía de un acto de empatía entre otros.

Costumbres vs patrimonio local

Entre el martes y la mañana de este jueves, adolescentes de las escuelas monterizas caminaron mil veces sobre los senderos con flores de la plaza. Así también, ellos, niños, niñas, jovenes y adultos traspasaron la pequeña valla circular que delimira el ingreso a la fuente y se sentaron en la misma.

Sí, "los chanchitos" soportaron el tragín de una comunidad por cien años, la intención del vallado, es la perdurabilidad de su cuidado, para disfrutarlos cien, docientos y más años como monumento histórico de la ciudad. Quizás sea difiícil quitar la costumbre. Pero también, con una fuente encendida, como espectáculo y regulador del calor en ese sector de la plaza en verano, si un niño o niña cayera dentro ¿de quién sería la responsabilidad?

Lo público pertenece a todos, justamente como espacio en común para estar en co-mu-ni-dad. Y como individuos ¿debemos explicación de su uso? Claro que sí, hacia nosotros mismos, hacía el otro, sea ese otro: conocido o no, familiar o no, una persona con discapacidad o no.

Así como se exige al político de turno, el cuidado, mantenimiento y la administración de los recursos públicos, es obligación y derecho de cada monterizo, de cada monteriza cuidar lo público y habilitar su uso para el disfrute de todos, de un "todos" real. Eso implica que cuando veas a un compañero caminar por el cesped de la plaza, no lo celebres, explicale que no está bien; cuando veas a un adulto, sentarse en el vallado de la fuente o un niño aproximarse a la misma, advertirle que no es seguro hacerlo. Cuando veas a tu hijo o hija subir a un juego que está pensado para niños y niñas con dificultades motrices, aprovechá la gran oportunidad de enseñarle de empatía y decir "No" y explicar los motivos.

Mirar las baldosas, para eludir la mirada de un niño en su silla de ruedas, que no puede jugar, porque no le enseñaste de empatía a tu hijo, no permite ser mejor persona a tu hijo, no intervenir en una situación que entendés que es injusta, para un niño o niña, no te permite ser mejor ciudadano o ciudadana.Caminar y pisar las flores que los obreros de la Municipalidad colocaron, no te hace ver desafiante. No cuidar el patrimonio local, y no cuidarnos entre nosotros, no nos permite ser una mejor comunidad.

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