20 May 2023 - 19:24

“Estamos revalorizando el patrimonio”: así restauran los 14 monumentos de la plaza

Desde recuperar el color original de los “chanchitos” de la fuente, hasta hacer funcionar nuestro reloj de sol. Conocé el trabajo que se encuentran realizando profesionales del arte y el patrimonio dentro de nuestra plaza.

La plaza de Monteros existe desde que este pedacito de suelo tucumano comenzó a proyectarse como ciudad. Ha sido centro de encuentro y (desencuentro) por innumerables años. Alegrías, bodas, bautismos, comuniones, protestas, marchas, festejos, comercio… todo tipo de situaciones han sido vividas en nuestra plaza Bernabé Araóz a través del tiempo. Por eso, los monterizos y monterizas parecen guardar un cariño y un afecto especial por este lugar.

Sin embargo, no siempre ha tenido la misma apariencia. Cada determinada cantidad de décadas, que suelen corresponderse con los cambios en los patrones de la moda arquitectónica, con los requerimientos de las poblaciones y con lo que se estila en cuanto a diseño de ciudades, la plaza recibió modificaciones y agregados. Estas modificaciones han generado que un total de 14 monumentos sean parte de nuestra plaza Bernabé Araoz.

Con el Proyecto de Renovación Urbana, el temor de muchos ciudadanos y ciudadanas con respecto al patrimonio de nuestra plaza se convirtió en una preocupación. Sin embargo, en medio del avance de los trabajos, pudimos conversar con un gran grupo humano y profesional que está trabajando en la restauración, preservación, recuperación y cuidado de todo lo que forma parte del patrimonio cultural y arquitectónico del lugar.

María Eugenia Fagalde es quien se encuentra a cargo de la restauración. Es licenciada en artes por la Universidad Nacional de Tucumán, DEA en conservación del Patrimonio histórico artístico por la Universidad Politécnica de Valencia, España. Miembro titular y secretaria del Instituto Arte Americano y Regional de la FAUNT. Exbecaria de Ciencia y Técnica de la UNT. Exbecaria de la Fundación Antorchas. Estuvo a cargo de trabajos de restauración conservativa como ser La Libertad de Lola Mora, La Parábola de Pompilio Villarubia Norri, el Busto a Alberdi de Prat Gray, el Monumento a Belgrano de Francisco Cafferata entre otros.

El equipo de apoyo de Fagalde está conformado por el escultor Lic. Miguel Sánchez, la Lic. Yanina Carreño, y la Lic. Alejandra Nirich. Juntos, están llevando adelante una tarea que sin duda alguna impactará al día de la inauguración: restauran todo nuestro patrimonio cultural.

“Lo que estamos haciendo son acciones realizadas sobre un bien estable, destinadas a mejorar su reconocimiento, comprensión y/o uso, dentro del respeto a su interés patrimonial y a los materiales y técnicas utilizados”.

“Estamos siguiendo con los métodos internacionales en una intervención debe tenerse en cuenta la retratabilidad de las obras, esto es la posibilidad de volver a tratar una obra, de forma que los materiales empleados anteriormente en alguna intervención no lo impidan, aunque no sea posible eliminarlos. Y la reversibilidad, es decir, la medida en que un tratamiento puede retirarse sin causar lesiones o daños al bien” explicó la profesional a Monterizos.

¿Cómo era la plaza?

En medio de los trabajos realizados, y ante la escasa fuente documental que se puede conseguir al respecto, este equipo va descubriendo algunas cuestiones sobre nuestra plaza que vamos a contar a continuación: “La plaza contaba con una antigua pirámide que fue derribada aparentemente. Para el centenario de la patria se coloca la fuente ornamental que se les dice delfines, pero son sirenas. Estos cuentan como cuatro monumentos, los contamos por unidad. Es oriental, eso fue en 1916. Junto con esa fuente se colocó una columna de granito tallada, (es decir esa columna tiene más de un centenario) posteriormente a eso, a otra época, se colocó un busto de Belgrano. Por los tiempos estimo que la siguiente escultura es La Madre de Hugo Ilia. Esa escultura es de granito reconstituido, estoy investigando qué pasó porque fue remodelada, no sé si se cayó un árbol encima alguna vez. El brazo no era así, ahora está abrazando a la madre” comenzó a enumerar.

Sobre la estructura del monumento de La Madre y su caída, dijo que: “No hubo evidentemente un reconocimiento del patrimonio de este monumento, no se usaron los materiales que había que utilizar. Ahora se hacen estudios al respecto. No se deben usar materiales que modifiquen permanentemente la escultura. Todos los materiales que estamos usando ahora para las obras más importantes son todos reversibles, siguiendo los cánones de conservación y restauración a nivel internacional. Esto significa que, si yo te consolido una fisura, posteriormente vas a poder retirar el estucado, es una capita que protege. Si alguien en unos años resuelve que no sirvió nuestro trabajo, se retira el material. Si hago algo de manera permanente no puedo volver al original. Si no trato la fisura, va a tener una fractura por más que la parte estética quede resuelta” dijo.

“Con el tiempo se colocó a San Martín y Belgrano, creemos que en el 70 u 80, pero no tienen fecha. Finalmente, Bernabé Araoz en los 90. Luego los bustos de resina de Perón y Evita que se colocaron durante la intendencia del señor Olea, tan solo que no se tuvo en cuenta aquí la seguridad de los mismos porque están muy bajos”, expresó.

Fagalde continuó describiendo los monumentos a restaurar: “Después tenemos el reloj de sol que aparentemente fue donado. Luego la capsula del tiempo que fue muy grafiteada y dañada. Lo que he notado como investigadora y licenciada es que la plaza es dinámica y tiene mucha vida. La vegetación es hermosa e interesante, pero por ahí no es conveniente tanta vegetación sobre los monumentos. Los daños actuales de las esculturas es por el clima subtropical que tenemos. Humedad, agua, lluvia, sol. Por eso, necesitamos tener en cuenta un plan de trabajo de mantenimiento para que esto que sucede de manera natural por estar todo a la intemperie, requiere un mantenimiento” especificó, sobre el estado con el que se encontró al comenzar a trabajar sobre los elementos patrimoniales.

“Esta restauración que estamos haciendo es de conservación, es como poner una capa finita pero con el tiempo se va. En la plaza hay mucha arboleda, muchas lluvias, por eso podemos darle un año a los trabajos ante de que vuelvan a crecer musgos, líquenes, hongos, algas. En la fuente sobre todo. Dentro de la fuente hay mucho ataque biológico, es persistente y cuesta erradicarlo. Para poner la capa de protección primero hay que sacar este ataque biológico interno. Se han desprendido algunas aletitas y partes del delfín, para no comprometerlas a que se rompan” recordó, y comenzó a explicar el cuidado que la fuente debería comenzar a tener para que siga existiendo muchos años más:

“Vamos a pedir que tras la recuperación de la fuente, la disfrutemos visualmente. Ya no nos subamos. Si bien es un patrimonio tangible también tiene un patrimonio intangible por ser algo querido del pueblo, por la cultura de Monteros, del monterizo, de quien visitaba la plaza. Para que perdure este bien, necesitamos que la gente comprenda que no podemos seguir subiéndonos a los delfines si reamente los queremos, al lado sí. Hay que cuidarlos más” recomendó la profesional.

Con la limpieza de nuestros delfines antropomórficos, se logró recuperar su color original: símil blanco. Granito blanco. Pero eso no es todo: “Trataremos con toda nuestra energía que vuelva a salir agua por los orificios nasales, como fue en su principio. Hay cañitos creo que de cobre adentro de los bichitos, eran para eso. Por ello es que tienen diferentes pates. Por un lado la cabeza, aparte el cuerpito y tanto las aletas como la cola se desprenden por aparte. A su vez tiene una voluta abajo en donde se apoyan, y las piedras circulares que hay a la vuelta de la fuente también tienen un restauro especial. El movimiento del suelo que hubo en cien años dañó las estructuras de los delfines” remarcó.

Siguiendo en la recuperación de la misma, dijo: “Si  bien las generaciones más jóvenes conocen la fuente con ese centro de donde sale agua, sabemos que originalmente no existía. Ese centro es algo reciente que por tiempo, estilo y funcionalidad no corresponde al diseño, se modificó su estilo original. La otra modificación que tuvo pero no sabemos en qué momento del tiempo, es la ubicación de los ‘delfines’. Ahora están ubicados Norte, Sur, Este y Oeste, pero antiguamente estaban haciendo un conjunto Este Oeste y Norte Sur, uno al lado del otro como enfrentados, como diagonal” dijo María Eugenia, datos que obtiene de su investigación en patrimonio de este monumento central tan querido.

El armado de la fuente hace más de un siglo, fue tarea de una marmolería del antiguo San Miguel de Tucumán, lugar que ya no existe. Recordemos que la misma fue enviada de Europa, y aquí solamente se ensambló. La argamasa, material que se utilizaba para este tipo de trabajo en la época, ya no se utiliza: “Las sirenas fueron intervenidas en algún momento para no caerse, hay pequeños paredones de cemento, las naricitas fueron tapadas, selladas. Había mucho grafiti en los delfines, hay papelitos, bolsitas, palitos de helado. Encontramos monedas de diferentes épocas dentro de ellos. La más antigua de los años 60 y la más reciente de hace unos 6 años. Ya me estoy imaginando que cuando terminemos de desmontarlos para consolidar la estructura encontraremos más cosas. Tenían hormigueros adentro también” nos dice.

Sin embargo, tras casi dos meses de trabajo, la profesional de la restauración quiere dar tranquilidad a los ciudadanos sobre estos trabajos: “Yo creo que los monterizos y tucumanos en general tienen que quedar muy tranquilos. Antes de iniciar los trabajos se hizo la puesta en valor investigativa, un trabajo de diagnóstico serio. Cada busto o escultura que fue movida se hizo con el cuidado necesario. Estaban muy dañadas. Los delfines no fueron repintados pero estaban muy maltratados. Yo veo que hay amor por las estructuras, por subirse, pero si veo que está fisurado y fracturado no me subo, vamos a las hamacas o nos saquemos las foto con la carita al lado, no encima”.

“Estamos con todas las precauciones, se asesora, se discute. Antes de hacer algo se hace una toma de decisiones en conjunto. Ninguna decisión es aleatoria. Todo se hace en base a teoría documentada, y estamos generando material sobre esta plaza, algo importantísimo y que era inexistente. En base a nuestras investigaciones nos va llegando de a poco información y espero que a través de esta nota también nos llegue más. Falta documentación de la estructura de la madre, del reloj del sol. Queremos que vuelva cumplir su función, es un reloj que no le da el sol y no da la hora, muy triste” opinó.

Sobre los visitantes curiosos que se acercan a conocer los trabajos, reflexionó: “Hay que entender que la plaza está en obra, que está protegida y no puede entrar la gente. Hay que respetar los tiempos de obra. Creo que va a ser muy impactante para todos ver algo que estaba deteriorado ahora recuperado. Va a haber otra visión, otra dinámica. Los colores originales se van a recuperar. Las esculturas rotas van a estar en perfectas condiciones. Voy a observar algo que va a dar placer y gusto, las cosas recuperadas y puestas en valor. La fuente si podemos lograr que vuelva a su versión original con el agua que salga de la nariz de los delfines va a ser una alegría inmensa. Y si no se puede, igual recuperará su valor ornamental”.

“Con respecto al césped, las plantas, veo que no se ha perdido nada. Que la gente de Monteros decida cuidar su patrimonio me parece tan valioso es algo emotivo. El ver que se pierde el patrimonio porque la gente no cuida nada da tristeza. Aquí en Monteros no pasa eso. Espero que sigan los trabajos de cuidado del patrimonio monterizo, que esta no sea la excepción.  Que se siga cuidando el patrimonio religioso o arquitectónico de otras partes de Monteros y no solo la plaza” finalizó.