Se jubiló el Prof. Mario Mercado, organizador del Coro de la Escuela Normal de Monteros

[Prof. Mario Mercado, una vida dedicada a la música y a los coros en la Escuela Normal.]
Muchas generaciones de alumnos y profesores lo recuerdan de su paso por la Escuela Normal de Monteros; sin duda todos con la sonrisa que arranca el recuerdo de un gran profesional y mejor persona.
Durante estos años regó de música, grandes enseñanzas y el consejo justo las galerías, aulas y salas, pero no se conformó con ello y junto a un grupo de jóvenes entusiastas organizó un coro que llevó a la Normal de Monteros a numerosos lugares de la provincia y el país.
Su relación con Monteros comienza con un joven docente en una jornada de lluvia intensa, arribando a la vieja parada de El Trébol en la calle Congreso primera cuadra, a la que los locales llamábamos grandilocuentemente “la terminal”. Así, casi como que solamente buscara refugio en el enorme edificio naranja de brillantes techos de chapa hacía poco colocados. Su objetivo era tomar unas pocas horas de profesor de música con especialización en coro, como lo requería la antigua DINEMS (dirección Nacional de Educación Media y Superior) en época de escuelas nacionales; pudo haber elegido otro establecimiento, pero el aguacero conspiró para que se albergue en ese lugar que pasaría a ser su otra casa.
Y comenzó a integrarse el coro de la Escuela Normal. chicas y muchachos (los menos) comenzaron a ser convocados desde muy temprana edad -12, 13, 14…- el proyecto era ambicioso y les llevaría varios años de su trayectoria por el Nivel Medio; con lo que no contaban era lo que traería acompañada esa actividad: viajes, reconocimiento, aprendizajes más allá de lo curricular, acercamiento a alumnos de otras instituciones y sobre todo grandes satisfacciones que cimentaron una amistad que perdura en el tiempo. Hoy, ya adultos, aquellos chicos les hablan a sus hijos de sus ex-profes que ahora son los suyos y con quienes comparten en cuanta oportunidad se les presenta como este viernes que celebran junto a Mario el paso a una nueva etapa de su vida, ya alejada de la exigencias laborales pero no menor en cuanto a proyectos de vida… por que así es él, un artista de espíritu inquieto que ve siempre por los demás.

Sobre aquellos años rememora: “Los chicos venían sin experiencia de cantar en coro, no habían escuchado obras corales, no tenían independencia auditiva o sea que fácilmente se iban con otra cuerda; por otro lado, no sabían cuál era mi función, ni que significaba el lenguaje gestual del director. En fin… todo esto hacía que después de 2 años el coro polifónico no lograba sonar como tal y por ello estaba muy desilusionado”. Y agrega: “Comenté esta circunstancia a un director experimentado -el M° Enrique Cáceres- quien me dijo que sin experiencia, por lo menos llevaría 3 años de trabajo serio para ver resultados”.
…Y un día "el coro sonó".
Al respecto comenta emocionado: “todos nos miramos y gritamos de alegría… acababa de pasar por nuestros oídos la armonía vocal; era una experiencia maravillosa creada por ellos mismos”.
“A partir de entonces nadie quería faltar a ensayo y solo pedían obras corales. Fue un gran momento que daría sentido a todo lo que vino después…”

Aquel coro reverdeció los laureles del prestigio bien ganado de la Escuela Normal, en la que la formación de las nuevas generaciones es entendida se debe dar en las aulas y más allá de ellas. Sus presentaciones sirvieron de ejemplo, deleitaron a muchísima gente, acrecentó el gusto por la buena música, despertó vocaciones.

Los que fuimos espectadores recordamos los actos conmemorativos, las fiestas, las presentaciones en los Encuentros de Poetas, en el templo parroquial y en otras escuelas. También traemos a nuestra memoria los comentarios que llegaban desde otros puntos fuera de la ciudad o la provincia, las vivencias que compartían entre gestos y sonrisas los viajeros. ¡Hasta daban ganas de adentrarse a ese mundo maravilloso del coro escolar… más allá de nuestras limitaciones!
Hoy el coro vuelve a convocar… hay otro profe y alumnos pero el entusiasmo es el mismo, como el grupo de “Pepita” Scalora, que hasta tenía tarimas de madera en dos niveles y patas de hierro (hasta parece verlas con su forma curva en la Sala de Música).
Siempre es bueno recordar los buenos tiempos sobre todo cuando un hecho como el retiro de un profe marca un hito en nuestras vidas.
Algún lector de estas líneas marcará la ausencia de alguna persona, o el olvido de algún hecho, también podrá aportar detalles de lugares y fechas… pero aquí entra a tallar nuestros propios recuerdos y corazón.
Sirva esta nota para movilizarnos interiormente y a las nuevas generaciones -indiferentes tal vez a estos hechos- sepan que siempre es bueno conocer sobre nuestra historia y nuestros personajes, porque no se puede querer lo que no se conoce.
El profe Mario dejó huella con su coro, en la formación docente y en la cultura de Monteros. Más que justa la distinción que el Concejo Deliberante local le diera el año pasado por su labor en el Nivel Superior ya que si bien nunca residió en nuestra ciudad él “es de aquí” y para los que lo conocen un monterizo más.