martes 4 de noviembre de 2025
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22 Jun 2025 🔥 tendencia

“Mi agradecimiento será eterno”: el emotivo relato del biker monterizo rescatado en el cerro

Ricardo Alfredo Álvarez se perdió en la zona del Derrumbe y pasó más de 12 horas en el monte. Contó en primera persona cómo sobrevivió y agradeció a todos los que participaron de su búsqueda.

El reconocido biker y senderista habló con MONTERIZOS tras su hallazgo: cómo se desorientó en el regreso, las horas en soledad en plena naturaleza y el conmovedor reencuentro con sus rescatistas.

El monte se cerró, la noche cayó, y él resistió. Ricardo Alfredo Álvarez —“Alvarito” o “Burrita”, como todos lo conocen en Monteros— vivió horas de incertidumbre y angustia en la jornada previa al Día de la Bandera, cuando una salida en bici por los senderos de la zona de Soldado Maldonado casi termina en tragedia.

En diálogo con este medio, el deportista relató con precisión cada momento de su extravío. "Iba subiendo y se me hacía tarde para volver a trabajar, así que decidí pegar la vuelta. En un cruce tomé un sendero alternativo que parecía más transitable, pero me llevó a una zona complicada cerca de El Derrumbe", explicó.

Al ver que el tiempo pasaba y el regreso se dificultaba, dejó su bicicleta —que tiene un sistema de emergencia con geolocalización automática— y siguió a pie. "Nunca se me pasó por la cabeza activar manualmente la alerta, pensé que volvería solo", confesó. Este sistema se activa ante un golpe o una caída de bicicleta, esta vez no pasó nada, pero podría haberlo hecho.

Ya cerca de las 20:30, el celular se convirtió en su única compañía. "Me llamaban, pero no podía escuchar nada del otro lado. Me quedaba 20% de batería, solo lo prendía para ver la hora. La linterna se apagó sola después y ya no tenía nada para alumbrar la zona

Ya sin luz natural y en medio de un terreno espeso, improvisó un refugio bajo un árbol. "Tenía solo un chaleco, una térmica, calza y los zapatos que terminé empapando. Con ramas me tapé las piernas para aguantar el frío. Por momentos tiritaba", dijo. A pesar todo eso, el sentía que todo estaría bien. “Buscaba de todas las formas de que no me haga frío.

Álvarez fue consciente de que lo buscaban: "Escuché las bombas, las motos, incluso al helicóptero. Pero era imposible que me vieran, el monte ahí es muy espeso. “Tenía mucha fe de que todo iba a estar bien, solo tenía que esperar que sea de mañana para seguir caminando con la luz del día”, esa confianza que tenía lo llevó a estar tranquilo y sin miedo al contexto y a la situación.

El momento del reencuentro fue conmovedor: "Escuché un grito y respondí, no sabía desde donde provenían, pero los gritos se acercaban. De repente, lo vi a 'Mikicho' Ituarte: nos fundimos en un abrazo en ese reencuentro". Marcelo Paz, quien iba con él en moto, también fue clave. Bajaron juntos y recibieron asistencia del Dr. Federico Racedo y el licenciado en enfermería Guillermo Mentz.

Ricardo no escatima agradecimientos: “Mi gratitud será eterna para todos: a Regino Amado, mi jefe y amigo, que estuvo desde el primer minuto coordinando todo y activando todos los mecanismo de búsqueda; a ‘Mikicho’ Ituarte ‘Mono’ Paz, Fernando "Musy" Mentz, Rodrigo “Gogo” Andújar, el ‘Canario’ Ortiz, todos mis compañeros de la bicicletería Rivadavia y toda la comunidad biker y senderista”.

También destacó el apoyo de las autoridades: “Gracias al intendente Francisco "Panchito Serra, al legislador Francisco "Pancho Serra, al delegado comunal Daniel Guanco, a la policía, al Grupo Cero, al 107, a los pilotos del helicóptero de la Provincia, a todos.

“A los que abrazaron a mi madre Teresa, a mi hijo Facundo y a mi novia Mili, ellos también estaban con mucha preocupación, pero todos con una gran fortalezas, a las amigas biker que contuvieron a mis seres queridos. Todo eso no se olvidará nunca”.

Por último, la “Burrita”, deja un saludo grande para todo el pueblo de Soldado Maldonado, a los baqueanos que colaboraron palmo a palmo con los enduristas y senderistas, a los vecinos que sin conocerlo salieron en búsqueda de él.

El relato de Ricardo Álvarez no solo es una historia de supervivencia, sino también de comunidad. De esas que emocionan y fortalecen el lazo social. En Monteros, nadie se salva solo.

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