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Tras la muerte de Francisco: ¿Quién será el próximo Papa?

La muerte del Papa Francisco en la madrugada de este 21 de abril, cierra un capítulo profundamente transformador en la historia reciente de la Iglesia Católica. Su pontificado, iniciado en 2013, buscó tender puentes con los sectores más excluidos, reformar la estructura vaticana y abrir espacios de diálogo sobre temas que históricamente habían sido tabú. Ahora, con la Sede Vacante, la mirada del mundo se posa sobre los 138 cardenales con derecho a voto que participarán del próximo Cónclave, un evento cargado de simbolismo, geopolítica e incógnitas.

¿Continuidad o cambio?

La gran pregunta que se impone es: ¿qué Iglesia quieren los cardenales para el futuro? ¿Una continuidad del estilo pastoral y reformista de Francisco o una vuelta a estructuras más conservadoras y doctrinales? Como resume Inés San Martín, reconocida vaticanista y vicepresidenta de Comunicación de las Obras Misionales Pontificias: “La elección no es solo de una persona, es una decisión sobre la identidad eclesial que se proyecta hacia las próximas décadas”.

Europa sigue siendo el corazón institucional de la Iglesia, pero el crecimiento del catolicismo en África y Asia reconfigura el mapa del poder. La posibilidad de un Papa no europeo —ya no tan exótica como hace décadas— está hoy más viva que nunca.

Los nombres que suenan en la Capilla Sixtina

Pietro Parolin (Italia, 70 años)

Actual Secretario de Estado del Vaticano, es un diplomático experimentado y figura de consenso. Representa una posible continuidad moderada de Francisco, aunque pesa sobre él la tradición no escrita de que los secretarios de Estado raramente son electos pontífices.

Peter Erdö (Hungría, 72 años)

Conservador y reservado, tuvo un fuerte protagonismo hace cinco años, pero su perfil se desdibujó. Su visión tradicionalista en temas como el matrimonio y la moral sexual podría atraer a los sectores más ortodoxos, aunque su falta de carisma mediático juega en contra.

Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años)

Figura carismática, pastoral y cercana al pueblo, podría convertirse en el primer Papa asiático. Defensor del diálogo con divorciados y comunidades LGBTQ+, representa una fuerte continuidad del espíritu bergogliano. Su juventud relativa es una ventaja para algunos y un obstáculo para otros.

Matteo Zuppi (Italia, 69 años)

Arquitecto de puentes ecuménicos, activo en misiones de paz y con un fuerte compromiso social. Su perfil pastoral lo acerca al modelo de Francisco, aunque su bajo perfil político podría complicar la obtención del consenso necesario.

Fridolin Ambongo Besungu (RD Congo, 65 años)

Presidente del organismo episcopal africano, es un conservador a la manera africana: firme en doctrina, pero cercano al pueblo. Se opuso frontalmente al documento “Fiducia supplicans”, marcando diferencias con sectores progresistas.

Peter Ebere Okpaleke (Nigeria, 62 años)

Una figura ascendente con historia de resistencia: nombrado por Benedicto XVI, solo pudo asumir gracias al respaldo de Francisco. Moderado, pastoral y resiliente, es visto como un "tapado" que podría sorprender.

Charles Maung Bo (Myanmar, 76 años)

Referente de la Iglesia perseguida en Asia, con una fuerte voz contra la violencia de la dictadura birmana. Su elección sería un gesto contundente hacia los cristianos perseguidos, aunque su edad puede ser un factor determinante en contra.

Pierbattista Pizzaballa (Italia, 60 años)

Patriarca latino de Jerusalén, con décadas de trabajo en Medio Oriente. Su perfil combina la tradición europea con la sensibilidad misionera. Es un hombre que conoce el conflicto, el diálogo interreligioso y la periferia.

¿Y los latinoamericanos?

Aunque fue la región del último pontífice, el consenso actual indica pocas chances para América Latina. Nombres como el del cardenal argentino Mario Aurelio Poli aparecen más por protocolo que por verdadera proyección electoral.

Una elección que trasciende lo religioso

El próximo Papa no solo heredará una Iglesia global en profunda transformación, sino también un mundo cada vez más polarizado. Su perfil, su lugar de origen y su estilo marcarán inevitablemente el diálogo entre fe, política, cultura y justicia social.

Como en cada Cónclave, el humo blanco no solo anunciará un nuevo pontífice, sino también el rumbo espiritual de más de 1.300 millones de católicos. ¿Un pastor humilde como Francisco? ¿Un diplomático como Parolin? ¿Un reformista como Tagle? ¿Un africano con voz firme como Ambongo?

Solo los muros de la Capilla Sixtina lo sabrán primero. El resto del mundo, espera.