Un relato inhumano: el caso de la nena de Lules arroja nuevos detalles
“Estaba bien flaquita y enferma”, dijo un testigo
Durante una nueva jornada del debate, se escuchó un duro testimonio en referencia a los maltratos a los que era sometida la pequeña.
Este viernes 31 de mayo prosiguió el debate oral y público en contra de Edgardo Hernán Caro, de 38 años, y de María Carolina Graneros, de 40, quienes llegan acusados como autores del asesinato de la nena de cuatro años. Oportunamente, Mauro Véliz, yerno de la mujer, fue condenado en un juicio abreviado. La Fiscalía pidió penas de prisión perpetua.
Por el Ministerio Público Fiscal interviene la Unidad Fiscal de Homicidios I, a cargo de Pedro Gallo, secundado por la auxiliar de fiscal Julieta Molé y Juan Vilardi, del equipo de la UFI.
Durante la jornada del juicio continuaron declarando testigos civiles. En esta oportunidad, lo hizo un conocido de la imputada Graneros, quien residió en su casa en la época en la que la menor víctima también vivía allí. “Estaba bien flaquita y enferma, se ahogaba con su propia saliva”, dijo el testigo, quien señaló que solo estuvo pocos días en la vivienda.
“La señora Carolina la bañaba con agua helada. Por los vecinos me enteré de que de castigo la sacaba a la intemperie semidesnuda”, se escuchó decir al testigo en un video que fue reproducido. “Tenía miedo de hablar, no la dejaban salir de la casa”, señala en otro tramo.
También declaró una de las hijas de Graneros. Se trata de la pareja de Mauro Veliz (ya condenado por el mismo caso). “Yo estaba durmiendo con mi pareja y me levanto y me dice mi mamá que la niña se sentía mal. Vi que no reaccionaba y entonces le hice respiración boca a boca y le salió vómito. Yo me quedé dura y me fui a mi pieza”, declaró.
Además, se escucharon testimonios del ex empleador y un compañero de trabajo del Caro en una finca donde se realizaba la cosechaba frutilla. Ambos confirmaron que el imputado se desempeñaba allí cuando sucedió el crimen de la niña.
El tribunal que conduce el debate está integrado por los magistrados Lucas Alfredo Taboada, Cyntia Lorena Rocha y Alejandro José Benjamín Valeros. El lunes proseguirá el juicio con más declaraciones de testigos civiles.
La acusación
A partir de marzo de 2021, en circunstancias que la niña víctima de cuatro años, se encontraba viviendo en el domicilio de pasaje Neuquén de la ciudad de Lules, a cargo de Graneros y su pareja Caro, fue sometida a reiterados maltratos crueles e inhumanos por parte de los mismos, consistentes en golpearla en distintas partes del cuerpo, someterla a situaciones humillantes, obligándola a arrodillarse en maíz, a sostener mitades de ladrillos en sus manos, abandonándola en múltiples oportunidades al frío y desnuda en el patio en la madrugada y arrojándole agua fría mientras le recriminaba que se hacía sus necesidades encima.
Hasta que el día 30 de junio de 2021, mientras la niña se encontraba en la cama de la habitación que pertenecía a Caro y Graneros, el imputado Caro, quien junto con Graneros se encontraba encargado de la guarda, abusó sexualmente de la pequeña en horas de la tarde y nuevamente a la noche, aprovechándose de la situación de convivencia preexistente.
A continuación, frente al estado deplorable en que se encontraba la niña por los maltratos recibidos y la agresión sexual sufrida, se descompensó, por lo que los imputados, previo acuerdo de voluntades y actuando de manera conjunta y coordinada, aprovechándose del estado de indefensión de la menor y a los fines de lograr la impunidad, la cargaron convaleciente, en medio de los dos, en una motocicleta marca Motomel modelo 110 cc color azul con blanca, y la trasladaron hasta un terreno sito en el San Ramón, ubicado en la Reducción, Lules.
Allí, con claras intenciones de causarle la muerte de un modo cruel, inhumano y aumentando de manera innecesaria el sufrimiento, la tiraron en un pozo cavado para letrina y la prendieron fuego, produciendo de esta manera la muerte de la niña. A continuación, se retiraron del lugar, regresando Graneros a su domicilio en busca de colaboración para hacer desaparecer los restos de la pequeña, mientras que Caro se dirigió hacia su trabajo.
De esta manera, Graneros buscó a Veliz, y ambos se trasladaron en la misma moto al terreno mencionado. Una vez allí, los sujetos continuaron quemando los restos, hasta que los cargaron en bolsas de tipo arpillera y los trasladaron hasta abajo del puente del Río Colorado, el cual se encuentra a unos pocos kilómetros hacia el sur de la ciudad de la Reducción y los dos continuaron prendiéndole fuego para eliminar todo tipo de rastros para luego arrojar los restos al río, dándose a la fuga del lugar.
Tras ello, Graneros denunció falsamente la desaparición de niña en la Comisaría de Lules y, en ocasión de su búsqueda, Veliz aportó información falsa con el objeto de desviar el curso de la investigación y reforzar el encubrimiento, a sabiendas de que la víctima se encontraba ya sin vida.