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12 Dic 2018

“Mirá cómo me ponés”: el relato de las actrices argentinas que denuncian a Juan Darthés por acoso sexual

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Calu Rivero fue la primera que lo denunció. Y la siguieron varias mujeres que apoyaron sus acusaciones. En total, fueron tres actrices que denunciaron socialmente a Juan Darthés por abuso sexual, una que lo acusó de ejercer "otro tipo de violencia", y otra que primero lo defendió y después se arrepintió.

El "modus operandi" se repite en varios testimonios. Las mujeres dicen que Darthés avanzaba en camarines, en estudios, y que se excedía en las escenas íntimas. Los relatos dejan en evidencia sus estrategias. Por ejemplo, Anita Coacci y Natalia Juncos coinciden en que les dijo una misma frase: "Mirá cómo me ponés".

En varios casos, aseguran las denunciantes, los efectos fueron demoledores. Calu Rivero asegura que perdió "gracia y espontaneidad" y que en su momento de mayor fama decidió irse a vivir a Estados Unidos. Natalia Juncos abandonó la actuación, mientras que Anita Coacci dijo: "Sentí una agresión y me afectó como mujer, como ser humano".

Estos son, uno por uno, los testimonios de las actrices que lo denunciaron.

Thelma Fardin

En el final de la gira de Patito Feo, en Nicaragua, llegamos del estadio y el hotel estaba colapsado. Yo sacaba fotos para mostrarle a mi mamá. Nos llevaron al fondo, al sector de la piscina y lo cerraron, porque incluso había gente que pagaba para llegar al elenco.

Nos dicen que de ninguna manera podíamos ir al lobby porque estaba estallado. No estábamos con una comitiva que nos protegía. Para irme a mi habitación, subo por las escaleras de servicio. Atrás mío viene este hombre. Lo recuerdo patente.

Ya era de noche porque en Nicaragua a las seis de la tarde no hay sol. Yo dormía sola en la habitación. Y este tipo estaba enfrente mío, en otra habitación, y teníamos que bajar a comer y cortar un pastel porque era el cumpleaños de una compañera.

Cuando quise entrar a mi cuarto, la tarjeta estaba desmagnetizada. Yo venía de la pileta y estaba con un shorcito básico, un vestidito arriba y la toalla. Él me dijo: "No podés bajar a la recepción. ¿Por qué no llamás desde mi habitación y que te suban una tarjeta?".

Yo estaba haciendo esa llamada y me empezó a besar el cuello desde atrás. Me quedé completamente paralizada. Incluso hoy si estoy haciendo una llamada y me empiezan a hacer eso me parece desubicado.

En ese momento me desconcertó por completo. Él me agarró la mano, me dio vuelta, me hizo que lo toque, me mostró que estaba erecto y me dijo: "Mirá cómo me ponés".

Él me tiró en la cama. Me corre el short. Me practicó sexo oral. Yo le digo que no, le digo que no y su nombre. Él sigue y me toca. Me metió los dedos. Y en ese momento le digo: "Tus hijos tienen mi edad". Después descubro que es algo muy propio de las víctimas pensar en lo que el victimario no piensa. Y pensar que no puede estar pasando.

Yo le seguía diciendo no. Es una frase muy contundente. Y él, sin embargo, se sube arriba mío y me penetra. En ese momento tocan la puerta para traerme la tarjeta. Eso logra que él salga de encima mío. Yo salgo corriendo a la puerta. Él me dice que no me vaya. Yo me meto en mi habitación a bañarme un rato largo. No entendía.

Era una nena. Salía completamente de lo que podía manejar. Yo tuve que googlear cuántos años tenía en ese momento (45 años) porque para mí era un señor. Fin. Podía ser mi papá. Ni sabía cuántos años tenía.

Bajé a cenar y él me miraba. Yo no soportaba la mirada que me generaba mucha opresión.

Enseguida empieza a llamarme por teléfono y me decía "Vení a mi habitación". Yo le decía que no, de ninguna manera, y cortaba. Me decía: "Por favor, vení". Y "si no querés venir, paseate por el pasillo", "decime qué tenés puesto". Yo colgué el teléfono a pesar de que siempre me despertaba con el teléfono como despertador para asegurarme de no quedarme dormida. Me quedé casi despierta toda la noche.

Bajé al lobby a la mañana y estaba este tipo, que era el único adulto entre los actores. Él decía: "Yo era un pibe más". Y ese es el problema: no era un pibe más, era un señor. Le dijo a dos chicos: "No pude dormir, estuve toda la noche al palo". Y me miró como con una complicidad que no existía.

Estaba con la valija y él se me acerca y me dice: "A vos nunca te va a faltar trabajo". Si yo accedía, él me iba a garantizar trabajo y mi trabajo iba a estar supeditado a mis servicios sexuales y no a mi talento.

A los dos meses, me empezó a cosquillear toda la cara y no podía parar de llorar y llorar. Mi mamá me llevó a una guardia porque estaba muy asustada. En la guardia me reconocieron y me dijeron que estaba muy estresada por todo lo que había vivido. Ellos se referían al éxito y yo estuve como dos meses tirada en el sillón de mi casa viendo películas, me deje, me abandoné, con jogging y remera, no me gustaba mi cuerpo. Yo rendía libre y no iba todos los días al colegio. Pero nos quedamos con ese diagnóstico.

Calu Rivero

En 2012, cuando grababan la tira Dulce Amor, la actriz se sintió incómoda con la actitud de su pareja en la ficción, según contó después: besos demasiado largos, demasiado profundos o intensos, toqueteos no correspondidos.

"Hubo excesos inapropiados fuera del guión, el guión dice 'beso', no 'mano en tal lado'", dijo en el programa Intrusos. Cuando algo la incomodaba, ella asegura que se lo decía a su compañero. "Sus hechos y excesos inapropiados me hicieron mucho daño, pero si tengo que decir lo que más me dolió y afectó, fue su respuesta. Decía 'OK, no lo hago más' y lo seguía haciendo", señaló Rivero.

Entonces, decidió mudarse a Estados Unidos. "Yo me fui por los hechos inapropiados de este hombre. Sentí rabia, y a veces una inmensa tristeza", contó . Empezó a rechazar películas y tiras. El caso no tuvo un desenlace legal porque pasaron cinco años y la causa prescribió. Él le hizo una demanda por daños y perjuicios. Su abogada era Ana Rosenfeld, quien este lunes anunció que dejaba la defensa del actor.

Anita Coacci

La sobrina de Susana Rinaldi trabajó con Darthés en la tira Gasoleros, entre 1998 y 1999. En ese momento, ella tenía 20 años.

"En un parate de la grabación estaba charlando en un camarín con JD", arranca en una extensa carta que publicó, el último febrero, en Facebook. "El señor se desliza con la silla que tenía rueditas y se me tira encima, se para y me tira contra la pared, me besa, me mete la lengua, me agarra la mano y me hace tocarle su sexo, mientras me dice: 'Mirá como me ponés'", detalló.

"Yo congelada y sin poder reaccionar. En segundos entró una de las chicas de vestuario y él se separó inmediatamente y yo me fui. Los días siguientes de grabación me persiguió. Terminé de grabar y no volví a verlo. Supe que mientras esto pasó su mujer estaba embarazada y eso me sumó más asco", siguió la actriz.

Días después, en una entrevista con Intrusos, dio más detalles: "Me crucé varias veces con él y en una de las veces que charlamos pasó esto. Fue en un segundo, después de darme un beso sin que yo quisiera, porque me metió la lengua y yo cerraba la boca, sacó su cosa -en referencia al miembro-, porque no fue por arriba de la ropa, y me la puso en la mano para que yo tocara", relató.

"No hubo gritos. No le pegué. Lo único que hice fue quedarme quieta y decirle 'Pará, pará, pará'. No hice más que eso y fue lo que pude en ese momento", concluyó la actriz.

Natalia Juncos

La ex actriz cordobesa tuvo en 2005 una pequeña participación en la novela Se dice amor, protagonizada por Darthés.

"Estábamos solos, por salir a escena y estábamos atrás de un travelling. Antes habíamos ensayado con un libretista la escena. Ahí fue cuando me dijo si me quería ir dormir con él y que tenía un departamento en Palermo. Me miraba, habíamos entablado una conversación. Y de repente me dijo eso. Ahí dije: "¿Y a éste qué le pasa?"", contó.

"Después de eso yo me quedé callada, sorprendida. Salió de contexto esa proposición porque no hubo un juego de seducción previo", siguió.

"Después de eso yo me doy vuelta, él toca mi cuerpo con el dedo. Me pasa el dedo por la espalda, hasta cerca del glúteo, y me dice "Ay, cómo me calentás". Y me dice luego "Ay, mirá cómo me ponés", y me muestra una erección, con el pantalón puesto. No lo podía creer. Estábamos en un contexto en el que yo quería trabajar. Se habrá creído que porque él era famoso yo me quería ir a dormir con él", agregó Juncos.

Tenía 28 años y ese episodio la impactó tanto que decidió alejarse del mundo de la televisión. Hoy tiene tres trabajos: en un medio de comunicación de gastronomía, otro como sommelier, y también, como voluntaria en un refugio de caballos rescatados.

Fuente: Clarin

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