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, 29 Nov 2018

Monteriza circense: "La escuela te cambia la vida"

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Fotos: Josefina Plaza

La escuela de circo busca la formación correspondiente y profesional de quienes asisten. Tiene una duración de dos años y cuenta con 10 materias que deben aprender para concluir la formación multidisciplinar.

Las clases para primer año son 3 veces a la semana y para segundo dos veces a la semana. Las inscripciones son a principio de año. Los alumnos aprender: Malabares, Monociclo, Esferas de equilibrio, Zancos, Acrobacia de piso y Acroduo, Tela, Trapecio, Fortalecimiento físico, Cuerda y Contorsionismo. La Escuela funciona en el Teatro Orestes Caviglia y esta a cargo de profesionales con trayectoria:

Pablo Quiroga Curia, actor y director de la escuela, se dedica al circo desde 1997, Alejandro Carrega y Alexis Ayala, quienes presentaron el proyecto al Ente Cultural para que finalmente se aprobara y se sumó Julieta Ascárate como auxiliar. Los 4 profesionales se dedican semanalmente a formar a los más de 100 alumnos que tiene la escuela, entre ellos dos monterizos.

María Magdalena Lobo, quien prefiere ser llamada por su apodo "Maritte", es fotógrafa y prepara sus últimas materias en la Facultad de Arte, es una de las que se inscribió a principio de año para transitar el desafío de la Escuela de Circo. La joven fue entrevistada por MONTERIZOS, para que revelara el mundo circense detrás del telón.

"Primero no podía ni mantenerme colgada, es decir, no aguantaba ni mi propio peso. Pero los profesores saben cómo hacer su trabajo y nos enseñaron desde el primer día las técnicas que corresponden, porque esto se trata de conocer el propio cuerpo, educarlo y cuidarlo" explica Maritte entre risas, recordando las veces que se cayó, los temores que tuvo que vencer y la gratificación al ver cómo fue progresando.

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"Podés saber algo, pero si los profesores ven que manejas alguna disciplina o elemento, te obligan a trabajar en otra, porque lo que buscan, y siempre nos lo dicen: es nivelarnos y que sepamos a dominar todas las asignaturas. Ellos son muy pacientes, en especial con aquellos que no sabíamos nada. Te enseñan todo desde cero, hasta cómo se debe caer".

"Con cada nuevo logro nos emocionamos, es satisfactorio, como también el trato y el clima del lugar. Yo creo que es un espacio interesante en el cual aprender y con la responsabilidad que nos transmiten las enseñanzas y eso los profesores nos destacan mucho, porque la intención es que después nosotros podamos enseñar en nuestros lugares. Es por eso también, que las rutinas son importantes".

Cada jornada Maritte y sus compañeros arrancan con un precalentamiento, para estirar bien, con técnicas acordes a la disciplina con la que van a comenzar. "El equilibrio es importante para todo, como la concentración, el contacto con los elementos y la confianza con nuestros compañeros, cuando se trata de hacer acrobacias en conjunto. Son horas de mucho trabajo, pero me divierto mucho".

Maritte no puede ocultar su felicidad y la trasmite de forma contundente "Cuando ingresamos, nos dijeron que la escuela nos cambiaría la vida y es verdad. Modificamos nuestra alimentación, la mía es más cuidada por lo menos, comprendí lo importante de los ejercicios previos y al terminar de practicar, que el cuerpo tiene memoria y cuando dominás una práctica, la recordás de nuevo a los días y sale mucho mejor. Sí, la escuela me cambió la vida".

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